Foto: Papel de color naranja en tonalidades diferentes formando laberintos.
En el mundo del yoga, la repetición puede parecer monótona, pero en la práctica del Ashtanga, se convierte en una herramienta poderosa para el autoconocimiento. Este estilo de yoga, popularizado por Pattabhi Jois, se basa en series fijas de posturas que se repiten en cada sesión. Pero, ¿qué significa realmente practicar lo mismo día tras día, y cómo puede esta repetición transformarse en algo dinámico y enriquecedor?
La Estructura del Ashtanga
El Ashtanga Yoga se compone de seis series que van desde la más ¿básica?, la "Primera Serie" (Yoga Chikitsa), hasta la más avanzada. Cada serie está diseñada para trabajar diferentes aspectos del cuerpo y la mente. La repetición de estas posturas ofrece un marco claro que permite a los practicantes profundizar en su técnica, fortalecer su cuerpo y cultivar la concentración entre muchas otras cosas que abarcaremos en otro post.
La Belleza de la Repetición
La repetición en Ashtanga no es simplemente un acto mecánico; es una invitación a explorar la variabilidad en la familiaridad. Cada día, cuando regresamos a la misma serie de posturas, tenemos la oportunidad de notar cambios sutiles en nuestro cuerpo y mente. ¿Cómo se siente hoy mi energía? ¿Qué partes de mi cuerpo necesitan más atención? Esto se traduce en una práctica profundamente introspectiva. A medida que repetimos las posturas, comenzamos a descubrir patrones de resistencia y flexibilidad, tanto física como emocional. Cada sesión se convierte en una oportunidad para observar nuestro propio proceso de evolución, recordándonos que el cambio es constante, incluso en la rutina.
La Presencia en la Práctica
Foto: Mujer embarazada en una postura de yoga. Fondo de color anaranjado.
Practicar Ashtanga nos enseña a estar presentes. La repetición nos obliga a estar en el momento, a escuchar a nuestro cuerpo y a adaptarnos. Cada día es diferente, y aunque las posturas permanezcan iguales, nuestra experiencia de ellas está influenciada por lo que hemos vivido, cómo nos sentimos y nuestro estado mental. Esta conciencia nos ayuda a desarrollar una mayor conexión con nosotros y nosotras mismas y con nuestra práctica.
La Importancia del Vinyasa
El vinyasa, la conexión de movimiento con respiración, es otro aspecto esencial del Ashtanga. Nos enseña a fluir a través de las posturas, creando una danza entre lo estático y lo dinámico. Al incorporar el vinyasa, cada repetición de una postura se convierte en una nueva oportunidad para explorar el movimiento y la respiración, haciendo que la práctica sea fresca y revitalizante o por el contrario, abra puertas hacia otros sectores de exploración de nosotros y nosotras mismas.
La Repetición como Maestro
La repetición en Ashtanga Yoga puede parecer un simple acto de volver a lo conocido, pero en realidad es un camino hacia la comprensión y la transformación. Nos invita a aceptar la rutina mientras fomentamos la presencia y la atención plena. A través de esta práctica, aprendemos que la verdadera maestría no radica en hacer algo de manera perfecta una sola vez, sino en hacer lo mismo una y otra vez, pero siempre con una nueva perspectiva.
Podríamos decir que así como en la naturaleza, donde cada ciclo es una variación del anterior, en el Ashtanga Yoga encontramos oportunidades para preguntarnos, crecer y transformarnos en cada repetición y ver lo que cambia y lo que no. La repetición es un arte que nos invita a ser conscientes, a observar y a adaptarnos (o no). La repetición en la naturaleza es esencial para la continuidad de la vida y el equilibrio ecológico. Estos ciclos y patrones no solo son fascinantes, sino que también nos enseñan sobre la resiliencia, la aceptación y la interconexión de todas las formas de vida. Pero esto lo dejaremos para la próxima publicación.
Comments